Con Luis XVI la sociedad francesa entra en una época de crisis generalizada. La nobleza y el alto clero no pueden mantener su elevado nivel de vida con los ingresos de sus tierras y cargos, la burguesía poseedora de la riqueza, deseaba tener una participación en el poder con la que poder favorecer sus intereses económicos. Por último, el Tercer Estado (el pueblo) se encontraba en un periodo de escasez producto de las malas cosechas y de las malas condiciones laborales, y deseaba acabar con los viejos derechos y privilegios feudales. En esta situación de crisis económica, política, social e ideológica, la Francia de Luis XVI entra en la guerra de los Siete Años y en Independencia de los Estados Unidos.
La penuria económica hace que el monarca en 1787, en un intento de reforma fiscal, convoque una Asamblea de Notables. Pero los planes de sus ministros Calonne y Brienne de que todos los estamentos, incluidos los
Durante la Revolución las facciones políticas se iban radicalizando. Los girondinos (moderados) son derrotados por los jacobinos (más radicales), con Robespierre a la cabeza. En la foto vemos la detención de los girondinos el 31 de octubre de 1793.
privilegiados, pagasen impuestos son rechazados por la aristocracia. Ante esta situación el rey convoca a los Estados Generales (nobleza, clero y Tercer Estado) con el fin del poder recomponer la situación económica en mayo de 1789. Pero ante la negativa de los estamentos privilegiados de aceptar las deliberaciones comunes de todos, el pueblo se Constituye en Asamblea Nacional, conocida como Constituyente, y en el edificio conocido como el Juego de pelota elabora una Constitución. Esta situación recibió la inmediata respuesta del monarca, que concentrará sus tropas en las cercanías de París, pero esta acción provoca la insurrección popular del 14 de julio en que las masas populares, dirigidas por la recién creada Guardia Nacional, asaltan la prisión de la Bastilla. El levantamiento se extendió por toda Francia y obligó a ceder al rey. La burguesía moderada, representada por los girondinos con Brissot a la cabeza, triunfaba en sus aspiraciones políticas y el régimen feudal fue abolido. Se proclamó una Constitución en el año 1791, el sufragio censitario (limitado a varones con ciertas rentas o capacidades intelectuales) y la declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano. El rey juró la Constitución, lo que provocó la hostilidad de las potencias absolutistas europeas. Paralelamente, Francia la guerra a Prusia y Austria, y tras su victoria se produce un movimiento revolucionario que disuelve la Asamblea y proclama una Comuna popular.
Luego de lo acontecido, el rey fue acusado de conspirar contra la revolución y se instaura la Convención Nacional. El 22 de septiembre de 1792 se proclama la república sobre las bases doctrinales «libertad, igualdad y fraternidad», y el rey es guillotinado. La situación se iría radicalizando y en 1793 los jacobinos (el ala más exaltada de la Convención), con Robespierre a la cabeza, elaboraron una nueva Constitución.
Robespierre lleva a la guillotina a todos sus oponentes (tanto radicales como moderados) y ejerce una dictadura justificada en la necesidad de fortalecer el poder interno frente al acoso de las potencias extranjeras. Con el golpe de Estado de Napoleón, los jacobinos perdieron su poder y éste pasó a manos de un Directorio formado por cinco miembros. En 1795 la Constitución del año III estableció el sufragio censitario e instauró el poder legislativo en dos cámaras, llegando a su fin la Revolución. El constitucionalismo y el principio de soberanía nacional quedaron definitivamente asentados. La burguesía fue la gran vencedora al conseguir afianzar su poder económico y político. La nobleza se adapto a la nueva ordenación jurídica y conservó, en muchos casos, la propiedad de la tierra. El gran perdedor, el Tercer Estado o pueblo llano, se encontró en una situación muy parecida a la precedente, si bien adquirió conciencia social, nacional y política.